martes, 18 de septiembre de 2007

En defensa de la publicidad

Entiendo cuando mucha gente ve de forma negativa la publicidad. Desde que es la culpable de que las películas duren el doble hasta de que es la responsable del sistema consumista de la sociedad actual. Es para mi una opinión muy respetable y en muchos o la mayoría de los casos cierta. Pero yo, como buen publicista, quiero alejarme de esos malos enfoques y conseguir, como en otros casos se ha conseguido, que la publicidad sea un servicio a la sociedad y al individuo.

No creo que la publicidad sea efectiva cuando es molesta, por lo tanto también desde el punto de vista práctico hay que buscar una conciliación y amistad entre esta y el individuo. Sería estupendo que la publicidad apareciera sólo cuando la buscas. Dicho así parece una utopía pero, ¿no es eso lo que ocurre cuando buscamos un viaje por Internet en Google? También sería maravilloso que el individuo viera publicidad por entretenimiento. Esto ocurre por ejemplo cuando vemos un anuncio gracioso en “youtube” o alquilamos para ver en casa la película de Náufrago (FEDEX). El último aspecto a tener en cuenta es que percibiéramos la publicidad más como información que como persuasión. No es raro que nos creamos a ciencia cierta las características y beneficios de un hardware informático que hayamos visto en un anuncio de una revista especializada. No ocurriría lo mismo si viéramos ese mismo anuncio en un flayer en el parabrisas de un coche. Si consiguiéramos que la publicidad fuera algo que la gente buscara para entretenerse e informase, entonces ya no sería tan desagradable hablar de publicidad. Para mí la autentica y verdadera persuasión tiene que pasar antes por estas tres etapas. El receptor conoce la intencionalidad interesada de la publicidad, y la aceptación de la misma se producirá cuando sea persuadido de que el beneficio es recíproco.

También me gustaría hablaros de la persuasión ya que es una palabra que con frecuencia se asocia al engaño o a una mala influencia. Para mí persuadir es más sugerir que convencer. Convencer de algo es una tarea muy complicada y no creo que todo el mundo sea susceptible de ser convencido en determinados temas. Para poder ser convencido de algo lo primero que tiene que suceder es que la persona a la que se intenta convencer tenga la mente abierta a distintos puntos de vista. Por ejemplo, sería casi imposible intentar convencer a un mecánico de Mecedes-Benz, que a su vez está convencido de la calidad de sus coches, de que los coches de Fiat son mejores. Igual que para que aprendamos algo sobre un tema, lo primero es admitir nuestra ignorancia en ese tema, para ser convencidos de algo, lo primero es ser capaces de reconocer que podemos estar equivocados y además otorgarle esa capacidad de convicción a la persona o entidad que se dirige a nosotros. Por ejemplo, si hablamos de economía puede que nos convenza un Licenciado en esa materia que además es amigo nuestro, pero nunca un niño de 12 años que no conocemos. Por las limitaciones de la persuasión para convencer yo creo que lo más conveniente es hablar de sugerir. Por otra parte, la persuasión está en todos los ámbitos de la vida en los que se muestran valores. Cuando vemos o leemos una novela, cuando nuestro abuelo nos cuenta sus vivencias de joven, cuando viajamos a otros lugares, cuando nos vestimos…. La diferencia con la publicidad es que en la mayoría de los casos las anteriores no son comunicaciones que tengan la persuasión como finalidad. Es más, seguramente ni siquiera son conscientes de que están persuadiendo o/y siendo persuadidos.07 abril 0:39(http://maps1984.spaces.live.com/)

1 comentario:

Anónimo dijo...

La publicidad no es negativa. Más bien se trata casi de la cobertura de una necesidad del propio ser humano. La de defender sus ideas, sus propuestas y demás; hacerlas convincentes. Es una actitud que el ser humano viene realizando desde ls época de nuestros propios ancestros. Este blog nos hace disfrutar de una elegante estética, además de una información muy atractiva. Chapeau.

Blog a favor del consumidor, la publicidad, el marketing y la fotografía